Trump, cómo esperar nuevo marco político. El nuevo marco político con Trump ya en la presidencia de Estados Unidos podría desbaratar las pacificadoras políticas exteriores en el mundo.
Trump político
Por Enric Juliana
Aún no ha tomado posesión de la Casa Blanca y ya ha invitado a Canadá a unirse a Estados Unidos, ha sugerido una intervención militar en México para combatir el narcotráfico, ha dicho a Dinamarca que quiere comprar Groenlandia, ha exigido el control absoluto del Canal de Panamá y ha amenazado con imponer fuertes aranceles a la Unión Europea si sus 27 miembros no compran más petróleo y gas natural licuado en el mercado estadounidense.
Paralelamente, su lugarteniente, Elon Musk, se entromete en la política alemana para dar apoyo al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), una organización con ecos neonazis que ni siquiera ha encontrado cobijo en la plataforma trumpiana Patriotas por Europa. Esto es lo que viene.
Trump no divaga, aplica el método brutalista a los impulsos vitales de la renovada oligarquía de Estados Unidos. Desprecia a los liberales, laboristas, socialdemócratas y democristianos de la vieja escuela: la vieja política europea. Tiene un fuerte deseo de mantener a México bajo control. Alberga una desconfianza crónica hacia la Unión Europea. Quiere ampliar el mercado de los hidrocarburos obtenidos mediante el fracking.
Hay una creciente distancia ideológica y psicológica con los valores democráticos de 1945. Hay una lucha encarnizada con China por los desarrollos tecnológicos y el suministro de minerales estratégicos, de ahí el interés por Groenlandia. El control de las principales rutas comerciales: el canal de Panamá, el canal de Suez, el mar Rojo y el estrecho de Malaca es una prioridad absoluta.
Trump Europa
Un bloque formado por Alemania, Francia, Polonia e Italia podría dejar a España atrás en la UE
Trump esculpe bloques de hormigón con mangueras de aire comprimido, burlándose del viejo cincel de los demócratas, pero no dice nada que contradiga los intereses más profundos de las élites económicas que le han respaldado, o que han cambiado de caballo al verle ganar.
Trump es un lenguaje, una forma de hablar, ahora amplificada por la cadena X, con franquicias repartidas por el mundo. Eso es lo que viene. Eso es lo que vuelve. Eso es lo que puede perturbar la política exterior española, un ámbito que Pedro Sánchez parecía tener bien controlado desde la cumbre de la OTAN en Madrid en junio de 2022.
En menos de quince días, Trump ha puesto una potente linterna sobre el rostro del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, un personaje simpático en una recesión; en la recién estrenada presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de clara filiación izquierdista; en el desconcertado presidente de Panamá, José Raúl Mulino, que representa los intereses empresariales locales en el canal, y en la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, la más resistente de las dirigentes socialdemócratas escandinavas.
El foco aún no se ha centrado en Sánchez, la única primera ministra europea que lidera un gobierno de coalición integrado exclusivamente por fuerzas de izquierda.
Política Elon Musk
Las acciones de Musk en Alemania pertenecen a otra categoría histórica. Musk va a tener problemas con la gente de Trump. Ya los está enfrentando. Steve Bannon, pionero del movimiento MAGA, ya ha alzado la voz, acusándolo de oportunista sin principios. La campaña de Musk a favor de la extrema derecha en Alemania es un regreso a los años treinta, cuando algunos miembros de la élite estadounidense simpatizaban con los nazis.
El sudafricano Musk acaba de romper uno de los mandamientos de 1945: protegerás la democracia en Alemania por encima de todo. Vuelve el brutalismo y se entierran los cimientos del Plan Marshall. El escenario de “todos contra todos” resurge con toda su crudeza.
El diario El Mundo, propiedad de una empresa italiana y editado en Madrid, acaba de proclamar a Musk el Julio César de nuestro tiempo. Eso es lo que se viene, pillando a Alberto Núñez Feijóo y Carles Puigdemont cogidos de la mano en la última fila del cine Capitol, y a Sánchez revisando las fortificaciones de la Moncloa. El mundo va a cambiar de raíz y la política española recupera un fuerte sabor doméstico, como en otros momentos críticos de la historia.
Estados Unidos no tiene actualmente disputas serias con España. Tomen nota de este nombre: USS Oscar Austin. Es el nombre del quinto destructor de la Armada de Estados Unidos a la Base Naval de Rota, en Cádiz, que llegó el pasado octubre en virtud del acuerdo entre ambos países para la ampliación de dicha base, desde la que opera el escudo antimisiles de la OTAN en el Mediterráneo.
Trump presidencia
El choque con la nueva administración Trump también podría venir de América Latina. Primera parada: Venezuela. Trump tomará posesión en enero y ese mismo mes se reanudará la batalla legitimista en Venezuela. Felipe González ya se ha ofrecido a acompañar al candidato opositor Edmundo González Urrutia a Caracas para reclamar la presidencia. Venezuela, capital Madrid.
Tras el fracaso de la última Cumbre Iberoamericana en Cuenca (Ecuador), que concluyó el pasado noviembre sin una declaración oficial y sin una presencia significativa de jefes de Gobierno, España debe reconsiderar su política en la región. Esa reconfiguración solo puede hacerse hoy con el apoyo de Brasil.
Trump ya ha movido ficha al anunciar el nombramiento del senador republicano Marco Rubio, de ascendencia cubana, como nuevo secretario de Estado. Rubio, que ha mantenido en el pasado una estrecha amistad con José María Aznar, prestará mucha atención a América Latina.
Pero el pilar fundamental de la política exterior española sigue siendo la Unión Europea, en la que Sánchez ha navegado bien hasta ahora, para mayor disgusto del líder de la oposición, poco entusiasta de la política exterior. Feijóo se inclina más por Soria que por Siria y se muestra profundamente disgustado por el buen trato que Ursula von der Leyen ha dispensado al presidente socialista español.
Recordemos que a finales del pasado mes de noviembre, el Partido Popular español votó en contra de la composición de la nueva Comisión Europea para subrayar su oposición a la vicepresidenta Teresa Ribera.
Las elecciones de febrero en Alemania serán cruciales para el rumbo de la UE en el nuevo contexto internacional. Es probable que el nuevo canciller sea el conservador Friedrich Merz, líder de la CDU, a quien todos los observadores sitúan a la derecha de Angela Merkel. Un gobierno de coalición entre la CDU-CSU y los socialdemócratas, en una posición subordinada, no está descartado en Alemania.
Las elecciones en Alemania serán fundamentales para el rumbo de la UE en las nuevas coordenadas internacionales
El riesgo para Sánchez en 2025 es quedarse atrás en una reactivación del llamado Triángulo de Weimar (Francia, Alemania y Polonia), que tendrá que tener en cuenta a Italia, dado que Giorgia Meloni intentará mediar con Trump y Musk. Pompeya y Julio César.
Italia estará en el punto de mira por otro motivo. Rusia da señales de querer trasladar las fuerzas que actualmente se concentran en la base naval siria de Tartus, en el Mediterráneo, a Bengasi, la capital oriental de Libia. La región de Bengasi, la antigua Cirenaica de la época romana, está bajo el control del general Haftar con el apoyo de Moscú. Libia podría convertirse en un trampolín para las operaciones militares de Rusia en África. Bengasi se encuentra a 980 kilómetros de la isla de Sicilia y a 2.400 kilómetros de la base naval de Rota.
La política exterior de Sánchez podría desmoronarse en 2025 y la derecha española tendrá que decidir sus vías de acercamiento a la nueva potencia estadounidense. Santiago Abascal posee acciones de Trump como presidente de la plataforma Patriotas por Europa. Aznar era amigo de Marco Rubio. Y Núñez Feijóo ha confiado su libreta de navegación exterior a Esteban González Pons y Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo, y fuentes conocedoras de la política alemana apuntan que no mantiene una excelente relación con el probable canciller Friedrich Merz.