Sagasti, el presidente de Perú pide calma antes de las presidenciales. El presidente del Perú, Francisco Sagasti, pidió calma a la sociedad ante la segunda vuelta de las presidenciales de junio.
Sagasti Perú presidenciales
El presidente Francisco Sagasti instó a «todos los ciudadanos y candidatos en la segunda vuelta a mantener la calma, preservar el orden y aceptar el resultado», de lo que se espera sea una contienda reñida, voto a voto.
Al hablar en un acto con motivo del 60 aniversario del Jurado Nacional de Elecciones, que supervisa el proceso electoral, Sagasti destacó el trabajo realizado por el organismo electoral.
El presidente dijo que su administración no está favoreciendo a ningún candidato y garantiza elecciones transparentes.
«Lo hizo, lo hace, y mantendrá una estricta neutralidad y no cederá a presiones indebidas, inoportunas e infundadas que intentan cuestionar nuestra imparcialidad», dijo Sagasti.
Unos 25,2 millones de peruanos son elegibles para elegir un sucesor de Sagasti para el período 2021-2026.
El presidente interino de Perú, por otra parte, condenó la masacre mortal del fin de semana de más de una docena de peruanos y dijo que «no habrá impunidad» para los responsables.
El ministro de Justicia de Perú ha culpado a los rebeldes asociados con Sendero Luminoso, un grupo militante responsable de uno de los conflictos más mortíferos de América Latina.
El presidente Francisco Sagasti lamentó a las víctimas de lo que llamó una «tragedia nacional», pero advirtió a los peruanos que no dejen que influya en las próximas elecciones del 6 de junio, luego que en el lugar de la masacre se encontraran panfletos alentando a la gente a no votar.
«Hemos visto a un grupo terrorista cobarde matar a 16 personas. Ayer tuvimos la confirmación de 14 (muertes), pero hoy encontramos otras dos que murieron como consecuencia de este atentado. Algunos de los muertos son niños y niñas. No habrá impunidad”, afirmó.
El Perú en las décadas de 1980 y 1990 sufrió un prolongado conflicto entre el izquierdista Sendero Luminoso y las fuerzas gubernamentales. Condujo a la muerte de casi 70.000 personas, según cifras oficiales.
