Perú, tenso impasse en crisis política. Sumido en gran crisis política desde fallido golpe de Estado del presidente Pedro Castillo el 7 de diciembre, el Perú atraviesa impasse.
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La presidenta de Perú, Dina Boluarte, quien reemplazó a Pedro Castillo al frente del país, intentó en varias ocasiones antes crisis política convencer al Congreso de adelantar las elecciones… sin éxito. Por ahora existe un impasse en las protestas.
Los indígenas, que viven en las zonas rurales, representan una cuarta parte de los 33 millones de habitantes del Perú. La capital Lima reúne alrededor de 10 millones de personas, especialmente eurodescendientes. Todo contrasta con estos dos grupos, y el desprecio de las élites urbanas hacia los campesinos de los Andes adquiere aires de colonialismo.
El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa incluso deseaba que los nativos renunciaran a su cultura en nombre de la modernidad, un genocidio cultural.
“Castillo era completamente inepto y corrupto, observa Nora Nagels, pero representaba a las poblaciones rurales, que habían votado por él. Al deponerlo y luego rechazar una elección anticipada, dice, el Congreso de alguna manera ha privado de sus derechos a los campesinos, quienes también exigen la salida de la presidenta Dina Boluarte y una nueva constitución. Por ahora, todos se mantienen firmes».
¿Cómo vislumbrar una salida a la crisis? En un texto en The Conversation, el profesor Alonso Gurmendi Dunkelberg, de la Universidad de Oxford, propone cabildos para que los indígenas expresen sus quejas. “Se necesitará consenso para crear un marco que defina un mandato claro y legítimo para el cambio estructural y descolonizador”, escribe. Ha llegado el momento de este cambio».
Violencia genética
Perú está acostumbrado a la violencia. El conflicto entre el gobierno y la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso, en particular, causó 70.000 muertos durante las décadas de 1980 y 1990. En Abril rojo, Santiago Roncagliolo retrata a un fiscal que intenta esclarecer asesinatos en serie en Ayacucho, la ciudad donde se encuentra Sendero Luminoso. nació.
Es una ficción, pero el autor anuncia: “Los métodos de ataque de Sendero Luminoso descritos en este libro, así como la estrategia antiterrorista de investigar, torturar y hacer desaparecer personas, son reales. El conflicto terminó tras la captura en 1992 del fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, durante la presidencia de Alberto Fujimori.
“La novela trata sobre la desintegración del estado de derecho a partir de la década de 1980 y la corrupción bajo Fujimori”, explica Nagels, para quien la debilidad de las instituciones heredadas de esta época está ligada a la crisis actual.
“En Perú, los políticos no tienen en mente el bien común, defienden sus intereses personales”, dice. En el Congreso, los funcionarios electos no pueden cumplir un segundo mandato consecutivo, por lo que se niegan a adelantar las elecciones para no perder sus ventajas».
Mujeres
En su tesis Mujeres en Armas, la socióloga francesa Camille Boutron “muestra el continuo de la violencia contra las mujeres antes, durante y después de este conflicto en Perú”, dice la profesora Nora Nagels.
La guerra interna que marcó el final del siglo XX dejó profundas cicatrices, particularmente en las zonas rurales, donde la población se vio atrapada entre una guerra de guerrillas hiperviolenta, que mató con sangre a quienes se oponían a la revolución, y las fuerzas gubernamentales que sospecharon y luego torturados, aquellos a quienes los revolucionarios no habían masacrado. Los peruanos no se han librado, como lo demuestra la tesis Mujeres en Armas, de la socióloga Camille Boutron, propuesta por Nora Nagels.
Las mujeres jugaron un papel protagónico en Sendero Luminoso, lo que les permitió acceder a su jerarquía, recuerda la obra. Con toda la crueldad que implicó durante el conflicto y después.
“Las mujeres encarceladas fueron castigadas por una doble transgresión: la de haber tomado las armas, pero también la de haberse desviado de su rol de género, sin que se reconociera su compromiso social”, resume Nora Nagels. El gobierno de Fujimori también esterilizó a la fuerza a 270.000 mujeres (y 22.000 hombres), muchas de ellas indígenas, para «luchar contra la pobreza». “Camille Boutron muestra la continuidad de la violencia contra las mujeres antes, durante y después de este conflicto en Perú”, dice Nagels.