Perú, la gente abandona las playas por el petróleo

Perú, la gente abandona las playas por el petróleo. En Perú, la gente que quería aprovechar las vacaciones para disfrutar las playas las han abandonado por las manchas tóxicas de petróleo.

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En pleno verano austral, nadie se baña en la playa del balneario de Ancón, no lejos de la capital Lima. Desde el derrame de petróleo que ensució las costas del centro de Perú, las brigadas de limpieza han reemplazado a los veraneantes.

“Las mareas altas hacen que el petróleo llegue a la playa por la noche (…) la marea deposita el petróleo en la orilla, eso lo aprovechamos para sacarlo del mar y sacar la arena que está impregnada de él”, explica Martín Martínez, de la ONG Amaac Perú, que supervisa las operaciones de limpieza en esta playa.

Desde la última semana, las costas peruanas al norte de Lima se han manchado con el petróleo que se derramó al mar durante el proceso de descarga de crudo de un buque tanque en la refinería La Pampilla, propiedad de la empresa española Repsol.

Más de 6.000 barriles de crudo se derramaron al mar y ahora ensucian al menos 18 km2.

A partir de ahora, los únicos ocupantes de la playa de Ancón, que se extiende a lo largo de dos kilómetros, son un centenar de personas que trabajan afanosamente para limpiar el lugar.

«Es la primera vez que vengo a ayudar en este tipo de desastres», dijo Estefani García, una estudiante de 23 años, vestida con guantes y ropa protectora.

Con otros voluntarios, deposita paladas de arena sucia en grandes lonas que luego se transportan a la parte superior de la playa y luego se evacuan en camiones a depósitos de desechos tóxicos.

Al mismo tiempo, una pala mecánica levanta un muro de arena para evitar que la arena contaminada que ya ha sido movida sea arrastrada nuevamente por las mareas.

«Es un problema que requiere la ayuda de todos», suplica Lino Merino, de 26 años, apelando a la buena voluntad cuando la limpieza de la playa podría llevar al menos dos semanas.

Pescadores

Mientras un centenar de pescadores artesanales se manifestaron el jueves frente a las puertas de la refinería para exigir una compensación, los comerciantes del balneario también están enojados. Las vacaciones del verano austral les aportan el grueso de sus ingresos.

«Hasta el domingo había mucha gente. El derrame de petróleo llegó el lunes y desde entonces nadie viene a bañarse», lamenta Richard Gutiérrez, de 48 años, que regenta un chiringuito cerca de la playa.

El gobierno ha calificado el derrame de petróleo como un «desastre ecológico» y la justicia peruana ha abierto una investigación.

Por su parte, la refinería rechaza la responsabilidad por las condiciones marítimas, asegurando que las autoridades peruanas no habían emitido una alerta sobre un posible reforzamiento del oleaje por la erupción volcánica en Tonga.

Las Islas Tonga sufrieron una erupción volcánica particularmente poderosa el 15 de enero que provocó un tsunami generalizado, inundando las costas de los Estados Unidos hasta Chile y Japón.

En Perú, dos mujeres se ahogaron en una playa del norte del país debido a «olas anormales», según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional local.

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