Perú, jóvenes indígenas rurales son el primer blanco de la policía

Perú, jóvenes indígenas rurales son el primer blanco de la policía. En Perú los jóvenes indígenas de las zonas rurales del país han sido las primeras víctimas de la policía durante las protestas más calientes.

Perú jóvenes indígenas rurales

Luego del proceso de autopsias sobre los fallecidos en Perú durante las protestas antigubernamentales se concluye que los jóvenes indígenas de las zonas rurales fueron el primer blanco del exceso y la represión de la policía.

Desde hace tres meses, miles de personas se han manifestado en todo el Perú exigiendo la renuncia del presidente y de los congresistas.

Como parte de estas manifestaciones, 66 personas fueron asesinadas, incluidos 48 civiles. Las últimas seis víctimas son soldados que se ahogaron al intentar cruzar un río en la región sureña de Puno el fin de semana pasado cuando intentaban huir de campesinos que los atacaron con piedras.

Una de las víctimas era un estudiante de 22 años que murió a finales de marzo tras disparos de la policía durante una marcha en Cuzco en enero. Desde diciembre de 2022 se han multiplicado las manifestaciones que piden la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, desatando una mortífera represión de la que los jóvenes son las principales víctimas.

Rosalino Flórez, de 22 años, luchó sesenta y nueve días por su vida desde aquel día 11 de enero, durante el cual recibió 36 balas de plomo en el cuerpo. Este estudiante de gastronomía participaba en una manifestación antigubernamental en la ciudad de Cuzco.

Rosalino Florez tenía destruido más del 70% del intestino. Murió el 21 de marzo en un hospital de Lima, a más de mil kilómetros de su casa, donde había sido trasladado para ser atendido.

Derechos Humanos

“Mi hermano participó en las manifestaciones, porque estaba indignado por todas estas muertes [dos días antes, en Juliaca, en el sur del país, habían muerto 18 personas a manos de la policía] y las numerosas violaciones a los derechos humanos. “¿Cómo te quedas sin hacer nada? preguntó.

Y agrega Juan José: «Un presidente no puede gobernar sobre toda esta sangre derramada”. Dice su verdad frente a la modesta casa familiar en Conchacalla, en las alturas de Cuzco, a más de 3.500 metros sobre el nivel del mar.

Rosalino Flórez también protestó para defender «sus derechos», los del «campo» (la «campaña») y de las personas que no tienen «acceso a una educación de calidad ni a una sanidad reservada para los ricos», critica Juan José, que participó junto a su hermano en la marcha del 11 de enero y que presenció la agresión policial.

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