Perú, feminicidios en serie desnudan crisis judicial. En los primeros tres meses de 2023 en Perú se registraron 51 casos de feminicidios denunciados, fenómeno en alza con crisis en la Justicia.
Perú feminicidios crisis
El mes pasado, Katherine Gómez, de 18 años, fue asesinada por su exnovio Sergio Tarache después de su ruptura. Gómez acordó reunirse con Tarache en una plaza llena de gente en Lima, donde las imágenes de CCTV muestran a Tarache saliendo repentinamente a comprar gasolina, rociando a Gómez con ella y usando un encendedor para quemarla viva.
Se necesitaron cinco días para que se emitiera una orden de arresto en su contra, lo que permitió a Tarache huir de Perú antes de que una persecución internacional lo aprehendiera en Colombia.
Nueve días después del asesinato de Gómez, una niña de 11 años fue encontrada en la región peruana de Ucayali con dos clavos en el cráneo, después de que su hermanastro de 25 años intentara violarla, según Al-Jazeera.
Dos días después, una enfermera de 32 años fue encontrada desnuda y ensangrentada, con traumatismo craneoencefálico y genitales mutilados, luego de una noche de fiesta con dos compañeros de trabajo (hombres) en Puno. La enfermera sufrió la amputación de una pierna, una infección y estuvo 12 días en coma antes de finalmente sucumbir a sus heridas.
Según Al Jazeera, 6 de cada 10 mujeres en Perú han experimentado casos de violencia sexual o física, con tasas de feminicidio (definido como asesinato intencional de mujeres) altísimas. Solo en los primeros tres meses de este año se registraron 51 casos de feminicidios denunciados, casi la mitad que el récord de 137 casos registrados en 2022.
Esta serie de incidentes espantosos narra una historia viciosa de desigualdad y muerte, que Al Jazeera llama “sistemática”. crisis” de la violencia de género.
Círculo tóxico
“Es un círculo vicioso”, dijo Diana Portal, de la oficina del defensor del pueblo de la nación. “Siguen ocurriendo casos, y una respuesta estatal negligente envía un mensaje lamentable de que en Perú se puede violar, desaparecer o matar a una mujer sin consecuencias”.
Funcionarios gubernamentales, activistas por los derechos de las mujeres y familiares de las víctimas culpan a la arraigada misoginia, la legislación ultraconservadora y la desconfianza en el sistema de justicia como factores que contribuyen al aumento de la violencia contra las mujeres en el país.
A pesar de la ascensión de Dina Boluarte como la primera mujer presidenta de Perú, se ha avanzado en la legislación que podría restringir el acceso al aborto terapéutico, incluso en casos de violación, y los activistas dicen que este tipo de postura hostil y de culpabilización de las víctimas es común entre las instituciones estatales.
Mientras que una representante del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables admitió que hay que trabajar para restaurar la confianza pública, la directora del ministerio, Nancy Tolentino, dijo en un comunicado que las mujeres deben “elegir [con quién salen] sabiamente” para evitar convertirse en víctimas.
Diligencia
El sistema “no cumple con la debida diligencia y no toma en serio las denuncias, lo que agrava una situación de violencia cotidiana”, dice Portal, indicando la falta de confianza de la población peruana en su poder judicial. Una encuesta reciente reveló que menos del 30% de las mujeres que son víctimas de violencia denuncian los incidentes a las autoridades, dice Al Jazeera, lo que deja la mayoría de los casos sin documentar.
Incluso cuando los casos llaman la atención del gobierno, los activistas afirman que la falta de fondos obliga a los programas de ayuda de emergencia a abandonar a las víctimas.
Según Al Jazeera, estos activistas piden “medidas de prevención más fuertes, sentencias más duras para los agresores y reformas educativas significativas para abordar la violencia”, un grito recogido por los padres de las víctimas, así como por ONG como Mothers Fighting for Justice y acción por la igualdad,
Los asesinatos de Gómez y las otras víctimas arrojan una dura luz sobre cuán desesperadamente Perú necesita arreglar su sistema judicial que no funciona. Se necesitará trabajo duro y determinación para romper el círculo vicioso y poner fin a la plaga de feminicidios en Perú.