Perú, escritora Gabriela Wiener sorprende con Retrato Huaco

Perú, escritora Gabriela Wiener sorprende con Retrato Huaco. La muerte de su padre y los fantasmas de su herencia son eje del retorno de la escritora de Perú, Gabriela Wiener, con libro Retrato Huaco.

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Gabriella Wiener regresó al Perú, siguiendo los pasos de un antepasado con una historia turbulenta. De este pasado familiar que confronta su vida “moderna” la escritora extrae una brillante y directa reflexión que desarrolla en “Retrato huaco”.

Un retrato de huaco es una pieza de cerámica prehispánica que buscaba representar rostros indígenas con la mayor precisión posible. Se dice que capturaba el alma de la persona, un registro que ha sobrevivido escondido en el espejo roto de los siglos.

Estamos en 1878, y el explorador judío-austriaco Charles Wiener se prepara para ser reconocido por la comunidad académica en la Exposición Universal de París, una gran feria del «progreso tecnológico» que tiene entre sus atractivos un zoológico humano, culminación de los avances científicos.

El racismo y el proyecto imperialista europeo. Wiener ha estado cerca de Descubrir Machu Picchu, ha escrito un libro sobre el Perú, se ha llevado cerca de cuatro mil huacos y también un niño.

Ciento cincuenta años después, la protagonista de esta historia recorre el museo que alberga la colección Wiener para reconocerse en los rostros de los huacos que saqueó su tatarabuelo.

Familia

Sin más equipaje que su pérdida ni otro mapa que el de sus heridas abiertas, las íntimas y las históricas, persigue las huellas del patriarca de la familia y las de la bastardía de su propio linaje -que es el de muchos-, la búsqueda de identidad en nuestro tiempo: un archipiélago de abandono, celos, culpas, racismo, vestigios fantasmales escondidos en las familias y la deconstrucción de un deseo tercamente anclado en un pensamiento colonial.

Hay en esta novela de la escritora del Perú temblor y resistencia, en páginas escritas con el aliento de quien recoge los pedazos de algo que hace tiempo estuvo roto, esperando que todo vuelva a encajar.