Perú, bosques submarinos de algas amenazados. Los bosques submarinos de algas del Perú son un ecosistema amenazado poniendo dudas tanto en la vida marina como en aquellos recolectores.
Perú bosques submarinos algas
Las algas del Perú sustentan tanto la vida marina como a los recolectores locales, pero las lagunas legales y la creciente demanda están poniendo en riesgo este ecosistema de bosques submarinos.
La costa central y sur del Perú alberga uno de los ecosistemas marinos más impresionantes del mundo. En sus aguas poco profundas y frías se extienden grandes bosques de algas marinas , formadas por un alga de color parduzco que puede crecer 10 centímetros en un día y alcanzar los 15 metros de longitud.
Esta inmensa jungla marina alberga erizos rojos ( Loxechinus albus ), cangrejos panchote ( Taliepus marginatus ), peces mármol ( Aplodactylus punctatus ) y muchos animales más.
Cuando sube la marea, las algas marinas, golpeadas por el mar, pueden desprenderse de las rocas a las que están ancladas. Enormes cantidades acaban varadas en playas y al pie de los acantilados. Estas acumulaciones generan toda una nueva comunidad de organismos que descomponen las algas y liberan nutrientes de nuevo al mar.
Este alga marina es un producto muy apreciado en Asia desde hace algunos años, pero la demanda de los recursos marinos del Perú también trae problemas, como la recolección ilegal de algas marinas que se cuela en el mercado. Esta recolección, extraída del mar en grandes cantidades, puede dañar gravemente el ecosistema porque destruye la fuente de alimento y el hábitat de muchas especies marinas.
Precio de algas
Las aguas peruanas albergan cientos de variedades de algas marinas. Algunas se consumen, pero tres de las que son particularmente abundantes ( Lessonia nigrescens , Lessonia trabeculata y Macrocystis pyrifera ) se explotan por su ácido algínico. Este valioso material se utiliza como espesante industrial, estabilizador, suplemento alimenticio y fertilizante, y en productos cosméticos y farmacéuticos.
A fines de la década de 1990, Perú promovió las exportaciones de algas, especialmente al mercado chino. Pero la creciente extracción de algas comenzó a afectar el ecosistema. En 2008, el gobierno intervino y prohibió la extracción de algas en toda la costa peruana.
Sin embargo, todavía es legal recolectar algas que llegan a la orilla, siempre que se cuente con un permiso y se esté asociado a una organización social de pescadores artesanales (denominadas colectivamente OSPAs).
Algas marinas
La Macrocystis pyrifera tiene vesículas llenas de aire que sirven como flotadores. Esta especie de alga marina es una fuente de ácido algínico, un material valioso con muchos usos, entre ellos como espesante industrial.
Manuel Milla recolecta algas marinas de manera legal. Es el ex presidente de la Comunidad de Pescadores Artesanales de Marcona ( COPMAR ), una asociación formada por numerosas OSPA que recolectan algas varadas a lo largo de la costa de Marcona, en el sur de Perú.
Ante la disminución de las reservas de peces y los conflictos por las reservas restantes, los pescadores de Marcona se organizaron en el marco de la COPMAR para aprovechar mejor los recursos. Su zona de pesca (80 kilómetros de costa) se dividió en sectores y se distribuyó equitativamente entre las asociaciones de pescadores.
Milla afirma que la economía juega un papel más importante que la protección del medio ambiente en esta zona mayoritariamente pobre: “Nuestra principal preocupación, más que la medioambiental, es social”.
Las asociaciones se turnan para recolectar algas arrastradas por el mar durante un mes, lo que les da a todos la oportunidad de ganar dinero. Cuando no están recolectando algas, los miembros de las asociaciones complementan sus ingresos con la pesca o con trabajos en la capital del distrito, San Juan de Marcona, o en la industria minera local de hierro .
Tras ser recolectadas en la costa, las algas se transportan a las llanuras del desierto, donde se extienden para que se sequen. Esto lleva aproximadamente dos semanas en invierno o cinco días en verano. Luego se enrollan y se envuelven en bolas que se venden a plantas procesadoras. La mayor parte se exporta luego a China.
Otros recolectores coinciden en que el ecosistema podría permitir la eliminación de las algas, tal vez incluso mediante la recolección directa del mar, pero determinar el estado de las poblaciones de algas es difícil.
José Zavala es especialista en ecología de macroalgas y ex director general de investigación de recursos demersales y costeros del Instituto del Mar del Perú (IMARPE). La recolección en el Perú se realiza de acuerdo a los resultados de las evaluaciones y recomendaciones técnicas del IMARPE.
Zavala comenta que, aunque actualmente sólo se permite la recolección de algas varadas, existe presión de los algueros para que se autoricen algunas extracciones directas reguladas. Esto ha sucedido en contadas ocasiones en el pasado y siempre con un estudio previo del IMARPE, que establece el volumen máximo permitido de extracción y otras consideraciones técnicas.
Pero “es muy difícil monitorear su cumplimiento y el daño final al ecosistema”, señala Zavala.