Pedro Castillo como presidente del Perú, primeros 100 días confusos

Pedro Castillo como presidente del Perú, primeros 100 días confusos. Si los primeros 100 días de la presidencia de Pedro Castillo han servido para algo en el Perú, es para hacer acabar las ilusiones vendidas por la pseudoizquierda.

Pedro Castillo Perú 100 días

Pedro Castillo, exlíder sindical de maestros rurales electo como presidente de Perú, viajó a la sureña ciudad de Ayacucho el 10 de noviembre para pronunciar un discurso que marcó sus primeros 100 días en el cargo.

La estrecha victoria electoral de Castillo sobre la candidata de extrema derecha Keiko Fujimori y su toma de posesión en julio pasado fue recibida por sectores de la pseudoizquierda internacionalmente como una victoria para la clase trabajadora y los oprimidos peruanos.

Algunos fueron tan lejos como para aclamar una segunda llegada de la llamada “Marea Rosa”, es decir, la ola de gobiernos nacionalistas burgueses que llegaron al poder en América Latina a principios de siglo como consecuencia del boom de las materias primas. El más destacado entre ellos fue el de Hugo Chávez de Venezuela, quien propuso la noción de una «revolución bolivariana» y el «socialismo del siglo XXI».

Una de las porristas más entusiastas de Castillo ha sido la revista Jacobin, el órgano semioficial de los Socialistas Democráticos de América (DSA), que proclamó en un titular que “Pedro Castillo de Perú puede romper con el neoliberalismo para siempre”.

Populista

El discurso de Castillo en Ayacucho se parecía mucho a los que pronunció en la campaña electoral, largo, vacío y, en el análisis final, retórica populista de derecha, y corto en cualquier política concreta para abordar la pobreza extrema y la vasta desigualdad social, inmensamente profundizada por la pandemia de COVID-19, que azota a las masas de trabajadores peruanos y oprimidos rurales.

Se dirigió a “todos los hombres y mujeres del Perú, los poderes e instituciones del Estado, las fuerzas políticas, los empresarios, los trabajadores, para decirles que ahora es el momento de la reconstrucción nacional”.

Según el diario estatal El Peruano, Castillo hizo un llamado especial a los empresarios para que “inviertan en el país y generen empleos dignos para los peruanos, aquellos que siempre han demostrado su empuje y que mantuvieron la productividad y el avance del país durante la pandemia”.

No mencionó el costo de este esfuerzo, aplicado en interés de las transnacionales mineras y las grandes empresas e impulsado por la desesperación popular nacida de la pobreza y el hambre.

Con más de 200 mil muertes por COVID-19, Perú se ubica como el país con la tasa más alta de muertes per cápita en el mundo. Según los expertos en salud, el gobierno de Castillo no ha modificado las políticas de sus predecesores en relación con la pandemia.

En sus primeros cien días en el cargo, Castillo ha logrado moverse más rápido hacia la derecha que cualquiera de sus predecesores. Ha destituido a prácticamente todos los miembros de su gabinete para adaptarse a la implacable presión de la derecha peruana, que continúa buscando su derrocamiento mediante un golpe parlamentario.