Pandemia implacable en Perú, surgirá nuevo presidente

Pandemia implacable en Perú, surgirá nuevo presidente. En medio de una implacable pandemia que ha abrumado cementerios, el Perú elegirá el domingo entre un novato político y una política de carrera.

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La polarizante segunda vuelta electoral entre el maestro rural Pedro Castillo y Keiko Fujimori, que hace su tercera candidatura a la presidencia, se produce inmediatamente después de que el gobierno peruano admitiera que el número de muertos por la pandemia es al menos 2,5 veces mayor de lo que se reconocía anteriormente.

El salto eleva la cifra estimada de muertos a más de 180.000 en un país con aproximadamente una décima parte de la población de Estados Unidos.

Las encuestas han mostrado que los dos candidatos están prácticamente empatados de cara a la segunda vuelta del domingo. En la primera ronda de votaciones, que contó con 18 candidatos, ninguno recibió más del 20% de apoyo y ambos son fuertemente opuestos por sectores de la sociedad peruana, lo que lleva a algunos a calificar la elección como entre el menor de dos males.

Si bien la postura de Castillo sobre la nacionalización de sectores clave de la economía se ha suavizado, sigue comprometido a reescribir la constitución que fue aprobada bajo el régimen del padre de Fujimori y sus rivales han comparado sus políticas de izquierda con las del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.

Fujimori, una excongresista conservadora, ha sido encarcelada como parte de una investigación de corrupción, aunque luego fue puesta en libertad. Su padre, el ex presidente Alberto Fujimori, gobernó entre 1990 y 2000 y cumple una condena de 25 años por corrupción y asesinato de 25 personas. Ella ha prometido liberarlo si gana.

“Es hija de un hombre corrupto que apoya todo lo malo que hizo su padre”, dijo la ama de casa Mirian Ortiz durante una protesta contra Fujimori en la capital de Lima. Algunos manifestantes gritaron “Fujimori nunca más” y otros portaban retratos de personas desaparecidas durante el gobierno de Alberto Fujimori.

Los desafíos que aguardan a quien asuma el cargo el 28 de julio no pueden sobreestimarse.

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