Manny Pacquiao, lanzado a la presidencia de Filipinas. Conocido como «El Puño Nacional», Manny Pacquiao ha aprovechado el deporte en el círculo político y ahora tiene la presidencia de Filipinas entre manos.
Manny Pacquiao presidencia
Manny Pacquiao es idolatrado por muchos en Filipinas tanto por su poder de golpe como por su ascenso de la pobreza a la cima del boxeo mundial. Pero su apoyo a una guerra mortal contra las drogas y las opiniones homofóbicas han atraído a muchos detractores.
Pacquiao declaró el domingo que se postulará para el puesto más alto en las elecciones de 2022, prometiendo abordar la pobreza y la corrupción mientras busca ganarse a los votantes con su historia de pobreza a riqueza.
«Siento lo que todos están sintiendo, sé el sufrimiento que han vivido y sé que están cansados», dijo Pacquiao luego de aceptar la nominación de una facción rival en el partido gobernante del presidente Rodrigo Duterte.
Después de dos mandatos como congresista y uno como senador, la ambición de Pacquiao no es irreal en un país famoso por su política obsesionada con las celebridades.
Pero la victoria está lejos de estar asegurada.
Los fanáticos ven a Pacquiao, un campeón mundial de ocho divisiones, como una prueba viviente de que el éxito es posible para cualquiera que trabaje duro, sin importar sus orígenes.
Pero los críticos acusan al desertor de la escuela secundaria de carecer de intelecto y de ser un frecuente ausente en el senado, lo que genera dudas sobre su capacidad para gobernar el país de 110 millones de habitantes.
A menos de un año de las elecciones, Pacquiao ha arriesgado capital político en un tumulto público con Duterte, quien rivaliza con el boxeador por el afecto de muchos filipinos y lo mencionó anteriormente como posible sucesor.
Evangelista
También ha provocado controversia al respaldar la mortal guerra contra las drogas de Duterte, que según grupos de derechos humanos ha matado a decenas de miles de hombres, en su mayoría pobres, y ha provocado una investigación de la Corte Penal Internacional.
Un ferviente cristiano evangélico, Pacquiao se ha opuesto públicamente al divorcio, el aborto y los anticonceptivos, y ha comparado a las parejas homosexuales con los animales, un insulto que le costó un acuerdo de patrocinio con el gigante de la ropa deportiva Nike.
«Su popularidad como boxeador no se traducirá al 100 por ciento en su popularidad como político», dijo a la AFP Ted Lerner, un periodista deportivo nacido en Estados Unidos en Filipinas.
