Lima, soldados y policías controlan toque de queda

Lima, soldados y policías controlan toque de queda. Soldados y policías patrullan las calles en gran parte vacías de la capital de Perú, Lima, para monitorear el toque de queda debido a las protestas en todo el país.

Lima policías toque queda

Las tiendas y las escuelas cerraron y la mayoría de los servicios de autobuses se suspendieron después que el presidente Pedro Castillo anunciara un toque de queda poco antes de la medianoche del lunes para Lima y la ciudad portuaria vecina de Callao.

Pero muchos trabajadores, en hoteles u hospitales, por ejemplo, ignoraron el cierre que fue ampliamente criticado en las redes sociales.

La medida tomó por sorpresa a muchos en Lima, dado que la mayoría de las protestas de los últimos días, algunas de las cuales se tornaron violentas, se desarrollaron lejos de la capital.

Muchos no tuvieron más remedio que tomar un taxi o caminar hasta su lugar de trabajo.

«Fue un anuncio muy tardío e improvisado», se quejó Cinthya Rojas, una nutricionista que esperó pacientemente a que uno de los pocos buses que aún funcionaban llegara a su trabajo en un hospital al este de Lima.

Una empleada de hotel dijo que tuvo que pagar el equivalente a 8 dólares, una pequeña fortuna de su salario, por un taxi para ir a trabajar.

Precios de alimentos

Castillo anunció que el toque de queda duraría hasta la medianoche del martes «para restablecer la paz» después de las protestas en todo el país contra los aumentos en los precios del combustible y los peajes, además de la fuerte inflación de los alimentos.

Como gran parte del resto del mundo, la economía de Perú se está recuperando de los daños causados ​​por la pandemia de coronavirus.

El Índice de Precios al Consumidor del país experimentó en marzo su mayor aumento mensual en 26 años, impulsado por el alza de los precios de los alimentos, el transporte y la educación, según el instituto nacional de estadística.

En un intento por apaciguar a los manifestantes, el gobierno eliminó el fin de semana el impuesto a los combustibles y decretó un aumento del 10 por ciento en el salario mínimo a partir del 1 de mayo.

Pero la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), la principal central sindical del país, consideró insuficientes las medidas y volvió a tomar las calles el lunes en Lima y varias regiones del norte del país.

Algunos manifestantes prendieron fuego a las cabinas de peaje en las carreteras, saquearon tiendas y se enfrentaron con la policía.