La mancha negra que devora un país, Perú víctima del petróleo

La mancha negra que devora un país, Perú víctima del petróleo. El fotógrafo Musuk Nolte capturó el trabajo en Perú en los primeros días de lo que ahora se considera “el peor desastre ecológico en la historia del país.

Perú petróleo mancha

En un principio, la multinacional Repsol restó importancia al hecho: dijeron que solo se habían derramado siete galones de aceite (unos 26 litros).

Días después, el Ministerio de Medio Ambiente informó que se trataba de 6.000 barriles (casi un millón de litros). El viernes, sin embargo, las autoridades precisaron la cifra: al menos 11.900 barriles de crudo (casi dos millones de litros) fueron vertidos al Pacífico, cerca de la refinería La Pampilla, operada por la empresa, cuando descargaba combustible de un buque con destino a las costas del Callao.

Hacer un inventario del desorden aquí sería imposible. La mancha continúa expandiéndose hacia el norte. Pero ya contaminó más de 20 playas y cinco reservas naturales, mató innumerables especies de peces, aves y nutrias, y dejó sin trabajo a más de 3.000 personas, entre pescadores, artesanos y comerciantes.

Sociedad civil

Mientras tanto, ante la incapacidad del Estado y la improvisación y falta de transparencia de Repsol para remediar los daños, la sociedad civil se ha movilizado: voluntarios y activistas acuden a la zona para rescatar animales moribundos y protestar contra este “ecocidio” que, en realidad, es sólo un eslabón más de una vieja cadena de catástrofes.

Derrames que ocurren lejos de la capital, en selvas y montañas, donde la actividad de empresas contaminantes ha dejado enfermos, muertos y desplazados durante décadas.

Ahí están los datos. Solo entre 2000 y 2019 hubo 474 derrames de petróleo en la Amazonía peruana: el 65% de ellos causados ​​por corrosión de oleoductos y fallas operativas de empresas. En el Lote 192, el lote petrolero más grande del país, hay 2.000 sitios devastados por la actividad petrolera: 32 de esas áreas tienen suficiente suelo contaminado con petróleo y metales pesados ​​para llenar 231 estadios nacionales.

Familias contaminadas

Estudios del Ministerio de Salud muestran que en estas zonas hay familias contaminadas con metales tóxicos que pueden afectar el sistema nervioso, la capacidad de aprendizaje, causar insuficiencia renal y cáncer. Pero hasta ahora poco o nada se ha hecho para remediar el daño.

¿Por qué sería diferente en el caso del vertido de Repsol? ¿Seguirán las empresas eludiendo sus responsabilidades? ¿Las autoridades finalmente harán cumplir la ley y protegerán a sus ciudadanos?

Es demasiado pronto para dar una respuesta definitiva. Mientras tanto, decenas de pescadores de Ventanilla, al igual que los indígenas amazónicos, se han visto obligados a trabajar para la empresa que contaminó el mar que les daba su sustento: ahora limpian el petróleo, poniendo en riesgo su propia salud, a cambio de un pago y una canasta de comestibles.

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