Cusco, textiles peruanos en muebles hechos en Londres

Cusco, textiles peruanos en muebles hechos en Londres. Producida en colaboración con el Centro de Textiles Tradicionales del Cusco, la tela teñida a mano resalta en muebles de Sofas & Stuff, en Londres.

Cusco textiles muebles Londres

Polly Leonard, de Sofas & Stuff en Londres, comenzó a trabajar en una colección de telas con estampados vibrantes producidas por siete comunidades de tejidos en la región de Cusco en Perú, en lo alto de los Andes.

Cada una de ellas con sus propias tradiciones, técnicas y combinaciones de colores distintivas.

Producida en colaboración con el Centro de Textiles Tradicionales del Cusco, la tela teñida a mano está hecha con lana de alpaca y oveja, tejida en telares de cintura y horizontales en un proceso intensivo en mano de obra: se necesitan alrededor de ocho días de trabajo para producir un metro de tela

«Durante el confinamiento, los tejedores, acostumbrados a producir telas para la industria del turismo en Perú que ahora estaba completamente cerrada, no tenían trabajo, literalmente, no tenían trabajo», explica.

No cabe duda de que el pedido de 720 metros de tela, tejida por 200 artesanos durante seis meses, llegó en un momento crucial.

Los textiles llegaron al Reino Unido en la primavera de 2022 para formar parte de una edición limitada de unas 60 sillas y reposapiés hechos a medida.

«Comercialmente, no es una gran empresa para nosotros, pero, emocional y creativamente, dice algo sobre lo que nos importa», explicaron.

Proyectos

Para 2024 están planeando una colección de muebles tapizados en tela de Uzbekistán. «Es muy importante mostrar lo que estos increíbles artesanos de todo el mundo pueden hacer», añade.

Alguien más que cree en el poder de la habilidad artesanal, y enla responsabilidad social colectiva, es Adam Gilchrist, fundador del especialista en alfombras hechas a mano Veedon Fleece. ‘Cuando fundé la empresa hace 28 años, tuve que idear una forma de romper con la arraigada tradición del trabajo infantil en Nepal’, dice.

Su determinación de poner fin a la práctica significó que tuvo que pagar a los tejedores lo que sus hijos podrían haber ganado de otro modo en el telar y sus cuotas escolares. ‘En los primeros cuatro años, perdí la mayoría de las antigüedades de mi casa’, recuerda. Pero, finalmente, su inversión dio sus frutos cuando se corrió la voz y Veedon Fleece no ha mirado atrás.

Hoy en día, la firma continúa apoyando a las organizaciones benéficas locales de Nepal y contribuyendo a las posturas éticas del tejido.

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