Corrupción y escándalos, lo que define a los líderes del Perú

Corrupción y escándalos, lo que define a los líderes del Perú. Otro líder del Perú ha sido acusado de corrupción: Alberto Fujimori enfrenta una sentencia de 25 años por cargos de abuso de derechos humanos y ordenar ejecuciones, corrupción y escándalos.

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La hija de Fujimori, Keiko Fujimori, se presenta a las elecciones presidenciales de 2021, a pesar de su propio historial de encarcelamientos y escándalos financieros. Fujimori ha prometido perdonar a su padre si es elegida.

La Guerra Civil Peruana comenzó en 1980, cuando el Partido Comunista del Perú, también conocido como Sendero Luminoso, se negó a participar en las recién reanudadas elecciones del país. En cambio, el grupo inició una guerra de guerrillas contra el gobierno.

Esto duraría 20 años, llegando a su fin declarado en 2000, luego que Alberto Fujimori renunciara. Sin embargo, la misión de Sendero Luminoso de destruir los sistemas políticos de Perú dejó una huella en los partidos políticos, y se le añadió más leña al fuego cuando varios ex presidentes fueron incriminados en escándalos de corrupción.

Liderazgos inestables

El liderazgo de Perú ha sido inestable durante las últimas décadas. El año pasado, la legislatura del país derrocó al presidente Martín Vizcarra, luego de sus intentos de disolver el Congreso.

Vizcarra fue vicepresidente de Perú hasta su repentino ascenso a la presidencia en marzo de 2018, cuando salieron a la luz los diversos escándalos del ex presidente Pablo Kuczynski y lo obligaron a renunciar.

En 2016, una constructora brasileña conocida como Odebrecht confesó en un acuerdo de indulgencia que dio dinero a funcionarios durante las elecciones de 2011. Esto puso al descubierto un posible lavado de dinero, contratos de obras públicas comprados ilícitamente y sobornos, que involucran a Kuzcynski, Keiko Fujimori, Alan García, Alejandro Toledo y otros líderes políticos sospechosos de estar asociados con la firma.

Tensión política

Durante su corto tiempo en el cargo, Vizcarra se propuso desenterrar las raíces de la tensión política en Perú, que ha estado en auge desde que se descubrió el escándalo Odebrecht. En una entrevista en noviembre pasado, Vizcarra señaló que 68 legisladores actuales se encuentran en medio de sus propios juicios por diversas acusaciones financieras.

Keiko Fujimori, por ejemplo, es la líder del partido conservador Fuerza Popular y actualmente ocupa el segundo lugar para las elecciones presidenciales de 2021. Está bajo investigación por $ 1.2 millones que presuntamente aceptó de varias empresas, incluida Odebrecht. Manuel Merino, quien ocupó el lugar de Vizcarra temporalmente, ha sido acusado en el pasado de nepotismo y asignación de fondos públicos a su familia.

A pesar que las autoridades investigan sus antecedentes, estos líderes permanecen en sus puestos de poder y continúan tomando decisiones importantes que afectan a los partidos políticos, la formulación de políticas, la legislación y otras influencias más amplias en la vida de los peruanos.

Además, estas esferas de poder restantes pueden estar trabajando para su propio beneficio personal más que para el pueblo de Perú. El voto del Congreso para derrocar a Vizcarra se basó en una «incapacidad moral permanente» y afirma que su decisión de disolver el cuerpo fue ilegal.

Sin embargo, muchas de las decisiones del ex presidente de cambiar los sistemas y rutinas gubernamentales se tomaron para combatir la corrupción. Vizcarra también intentó reconstruir el Consejo Nacional de la Magistratura, el grupo encargado de elegir a los jueces peruanos. Si estas decisiones se hubieran llevado a cabo, el poder de muchos funcionarios habría sido cercenado.

¿Los votos para eliminar a Vizcarra se hicieron pensando en los mejores intereses de los peruanos o simplemente para salvar las carreras de los congresistas?

Futuro institucional

Miles de personas marcharon por las calles el día después de que se anunció la destitución de Vizcarra, negándose a aceptar el nuevo gobierno. Sin embargo, el futuro del entorno político de su país no es lo único que los peruanos deben temer.

En 2003, poco después de que aparentemente la Guerra Civil llegara a su fin, el Comité de Verdad y Reconciliación de Perú emitió un documento en el que informaba que el conflicto interno llegó a un total de 70.000 muertes. 37.800 – casi la mitad – estaban a manos de Sendero Luminoso.

Y aunque los números de Sendero Luminoso han disminuido sustancialmente, la organización continúa causando estragos y terror en todo Perú. El 27 de mayo de 2007, Sendero Luminoso bombardeó la ciudad de Juliaca, matando a seis e hiriendo a 48 personas.

El 9 de abril, dos años después, un enfrentamiento entre el grupo y el ejército peruano terminó con 13 soldados muertos. En 2012, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas informó que, en los últimos cuatro años, Sendero Luminoso había asesinado a 71 agentes de seguridad peruanos.

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