Claude Lelouch, reflexiones sobre la muerte

Claude Lelouch, reflexiones sobre la muerte. Cineasta Claude Lelouch a los 86 años habla sobre la muerte ante cinco cámaras que lo inmortalizarán para futura transmisión en Olympia TV.

Cineasta Claude Lelouch muerte Olympia TV

Claude Lelouch muerte

Cinco cámaras en la sala inmortalizarán este momento para su futura transmisión en Olympia TV; Claude Lelouch, de 86 años, entra entre aplausos a la entrevista donde se referirá a la muerte.

Relajado, con las manos en los bolsillos, con chaqueta, confiesa que nació a un paso del teatro, en el bulevar de Estrasburgo (distrito 10 de París).

“Crecí allí hasta los veinte años”, dice. Hacia los 12 o 13 años entró en el teatro Antoine durante los intermedios. Recuerda La Scala, situada enfrente, “fue un cine antes de convertirse en teatro. Más adelante estaba también el Gran Rex”.

“Como nunca se muere por una sobredosis de sueños, yo lo aproveché durante sesenta años”, afirma Claude Lelouch.

Este niño “turbulento” tenía 3 años cuando sus padres lo llevaron allí para “portarse bien”. Es la ocupación. Su madre lo esconde en los cines a cambio de una propina que le da a la acomodadora.

“Vi la misma película varias veces y me dije que en la próxima proyección tal vez no terminaría igual”, dice Claude Lelouch sonriendo. Iba a ver si los actores estaban detrás de la pantalla”. El niño está soñando. “Como nunca se muere por una sobredosis de sueños, yo lo aproveché durante sesenta años”, apunta.

Se unió al Partido Comunista para poder filmar a Lenin y Stalin, uno al lado del otro, en Moscú. Con el dinero que ganó creó su productora Films 13. Catherine Ceylac le pidió que dirigiera una escena de Un hombre y una mujer con dos actores de la compañía Acquaviva, Salomé Garrel y Pierre Hurel (J’accuse, la serie TF1, Aquí comienza todo…). “Ah, ellos conocen el texto, ¿no puedo decírselo?”, observa Lelouch, sacando su celular.

«No dirigimos grandes actores», continúa. Los dosificamos como si fueran medicinas. Trintignant, Belmondo, Ventura, no conocían la película como yo. No sé la fecha de mi muerte, si la supiera, tal vez no estaría aquí esta noche, ¿sabes? Cuando Anouk baja del tren, no sabe que Jean-Louis la espera en el andén. Es como Annie Girardot, en Un hombre que me complace. No sabe si Jean-Paul bajará del avión o no. Me gusta la espontaneidad, esa es la magia del cine. Creo en el cine como creo en Dios”.

“Creo en el cine como creo en Dios. »

Cine

Hablando de amor, a Claude Lelouch, padre de siete hijos de “cinco madres diferentes” y miembro de la Academia Alphonse Allais, no le falta humor: “Lo que me interesa es todo el mal que hacemos hasta lo imposible para terminar en la cama y luego ¡Todos los problemas que nos tomamos para no ir! Sus admiradores están doblegados.

Cualquiera que sea el tema y los fracasos, el director quiere mantener la confianza: “El azar siempre tiene talento, lo positivo siempre gana”, asegura. Veo que muchos amigos se van en este momento, la muerte es la mayor recompensa, ¡es el fin de los problemas! La sombra de Anouk Aimé, desaparecida el 18 de junio, flota en la sala.

Claude Lelouch cree que sabe detectar el talento. También rinde homenaje a su esposa, Valérie Perrin, a quien le propuso escribir. «Ahora es la autora más vendida del mundo», dice. Evoque, por fin, su quincuagésima primera película con Elsa Zylberstein, Sandrine Bonnaire, Kad Merad y Michel Boujenah (estreno previsto para el 13 de noviembre).

Y anuncia que acaba de fundar un “bistro-cine” en Trouville para vivir el cine como a él le gusta. Tiene derecho a una ovación espontánea. “Disfruta el presente”, aconseja emocionado.