Babasónicos en Luján Mendoza 2022, chatito como el país

Babasónicos en Luján Mendoza 2022, chatito como el país. Una de las mejores bandas de Argentina de los últimos tiempos se presentó en Luján, confirmando la chatura cultural del país en varios niveles.

Babasónicos Luján Mendoza 2022

Por Mauricio Runno

Dos aspectos para una crónica que debiera haber sido menos de entrecasa, pero a tono con el pueblerino ritmo de la cultura en Mendoza y Argentina en un 2022 sin, hasta ahora, demasiados picos de brillantez.

Y otra salvedad importante: Babasónicos es una banda que particularmente me atrae muchísimo entre la música que se produce en Argentina. Y he visto a esta banda en situaciones profesionales, cobertura de sus shows, impresiones sobre sus discos, y también como espectador dispuesto a entrar en la búrbuja que proponían.

Tengo 52 años, trabajo en periodismo de los 17, algunos recitales he visto y esa saturación me ha dado con la música una relación que, también por la tecnología, es cada vez más íntima, menos exhibicionista y menos complicada

Vuelvo a los dos aspectos y se empieza por el primero: si yo hubiera querido escribir esta nota en el mismo ambiente de un recital masivo no hubiera podido.

Luego de muchas discusiones con personal de seguridad, que se contradecía con varios de sus compañeros (nada más del hoy de la Argentina), mientras caminaba de un sector a otro por un predio que nunca estuvo repleto (los precios de las entradas conspiraron para eso), un altercado con el Rambito de seguridad que ilustra esta crónica quiso ser más protagonista que Babasónicos.

Suele suceder con los barras bravas en todos los partidos, que se arrogan el protagonismo del espectáculo deportivo y algunos son más célebres que hasta algunos de los propios jugadores.

Rambito

El Rambito de Luján, sin saberlo, desnudó otra situación que será cada vez más frecuente. Lo habían puesto en una especie de pasaje que, tarde, me enteré llevaba a lo que en ese predio se conoce como VIP: una estructura precaria y digna de un cuadro de Antonio Berni, flotando en el aire.

He podido acceder en otras ocasiones a esos espacios «VIP» pero tenían algún glamour, algo más que un simple motivo para snobear en Instagram o Tik Tok. Por último: si me he colado alguna vez en un VIP, estoy seguro que no ha sido para un recital de rock. Siempre he tenido ambiciones poco domésticas.

Igual no es el tema, pero viene a cuento de cómo la crisis económica también se traduce en daños y secuelas culturales. En tiempos de Inteligencia Artificial aquí estamos en el chiquitaje precámbrico.

Rambito pensó, supongo, quiero creer que algo pensó: y deduzco que el pensaba que mi intención era entrar al VIP, cuando en realidad, al costado de ese VIP de Costa Pobre, una de las tantas versiones de sus mismos compañeros afirmaban que allí estaba la zona de prensa. Allí pensaba escribir una fucking nota de música, una más. Pero no.

Vinieron otros rambitos . Y mi mayor enojo fue cuando uno de estos me dijo que capaz que todo el problema se debía a mi soberbia. No estoy hablando de la cobertura de un seminario de psicoanálisis, ni de un grupo de autoayuda exitoso o una procesión religiosa. Era hasta entonces para mí un recital de música de un grupo de mi agrado.

Total, no existía zona de prensa. Ojalá en próximos shows eso se pueda hacer. Salvo que los acreditados de prensa tampoco tengan mucho apuro por hacer su trabajo aunque habría que avisarles que ya estamos en el siglo XXI.

Después, en otro sector, vino un señor que sin presentarse primero me preguntó de muy mal modo qué quién era yo. ¿Otra vez psicoanálisis?, pensé. Hasta no hace mucho el rock era otra cosa. Le respondí quién era, finalmente, lo que casi me hace reír. Recién allí se presentó: era como el gerente del predio o eso entendí y también mánager de los Babasónicos. Y se me quedó mirando como si yo le fuera a preguntar: che, y qué premio Nobel ganaste.

Entrevista

Segundo aspecto, finale sin tanti auguri. La entrevista con Dárgelos que remata esta involuntaria y chata crónica convocó mi atención. Me pareció interesante algún planteo y, sin todavía haber escuchado el disco 2022, me hizo una introducción de lo que allí habían concentrado.

Ocho o nueve temas. Hasta allí duré. Todo lo narrado es evidente que ayudó a rajar de los VIP, la kermés de los sábados, los rambitos, la inmovilidad del público. El sonido recién se ajustó al tercer tema y tuve la impresión que lo que mejor sonaba era lo grabado.

Babasónicos sigue siendo una banda con mucho carácter. Pero emulando a Bowie y a su música Dárgelos y equipo está en modo transición y más experimentales que nunca. Puede gustarte o no, pero todavía no es el nuevo sonido que puede volver a colocarlos al palo de la escena.

Es como cambiar la piel pero sin que todavía se caiga del todo la vieja. Capaz que por otras vías sea el mismo proceso de eso que se llamaba Argentina.