Argentina, análisis al fenómeno Javier Milei en política. Crisis en Argentina tiene un fenómeno en política encarnado en economista Javier Milei, a quien el autor lo define como libertario populista.
Argentina Javier Milei política
Por Alejandro Maure
Javier Milei es el único que está entendiendo la clave política de la época en Argentina. A la vez, está dando la batalla cultural necesaria
Con «Casta» definió a quienes representan transversalmente al molde político imperante, fracasado y caduco, ubicándolos del mismo lado de la grieta.
En su visión, y de ahí la suerte de su definición, del otro lado de la grieta está la gente, el electorado con derecho a votar solo a quienes la «Casta» decida. Esto, políticamente, fue una jugada maestra que dejó a sus detractores repitiendo los discursos del fracaso. Pero…
Milei construye su narrativa desde una versión libertaria del populismo. Otro acierto, ya que se convierte en la verdadera alternativa al peronismo reinante, con las mismas armas usadas por el inquieto coronel del `46. Para Iglesias, que lo mira desde su banca. Era por ahí.
Hasta aquí, Milei ha conseguido un triunfo táctico inobjetable sobre sus rivales, quienes al criticarlo solo lo ratifican y lo fortalecen. Ningunear a Milei es de una ignorancia solo posible en políticos y formadores de opinión nacionales. El libertario la tiene clara.
Liberalismo económico
Y tuvo otro acierto no menor. Popularizar el liberalismo económico y ponerlo como ítem principal en la agenda política.
Lástima que gente con tanto oficio político como Gerardo Morales, no lo haya entendido. Ahora bien, a Milei habrá que agradecerle el comienzo de otro debate.
Y sí «Casta», Milei los juntó a todos haciéndolos responsables del enorme fracaso colectivo que es hoy la casi invulnerable República Argentina. Aunque cueste, hay que decir también, que junto a esto, comienza la parte peligrosa de su innovadora narrativa.
Porque en efecto, Milei es temible. Con poco, ha demostrado tener más «virtú» que sus rivales y detractores.
Maquiavelo estaría complacido en cómo el aspirante a Príncipe sigue sus preceptos al pie de la letra. Demostrada la debilidad de sus oponentes, va por el origen de esta.
Milei pone en tela de juicio aspectos intocables de la historia reciente.
El primero de estos, es el juicio a la apertura democrática del `16. El segundo, es poner a la «Casta» como consecuencia de la primavera democrática de 1983. Así, Alfonsín terminaría por hundir el barco.
Esto lo cubrirá del calificativo de golpista, ya que el fracaso fue de esa democracia con la que la gente dejó de comer, dejó de estar sana y se embruteció. Además de dejar una clase política con el monopolio del privilegio.
Es un juicio exagerado y simplista, aunque efectivo.
Clase dirigente
Cuando cunde la desesperación, y cada día parece ser peor que ayer, conviene atender a desmesuras proselitistas como esta. No es que Milei tenga razón total, pero es indudable que la clase política argentina deberá hacer ya su mea culpa. Porque llegó el tiempo de las demandas.
Y el castigo puede ser terrible. La «Casta» se atemorizaba con un fantasma de uniforme. Si a esta le queda algo de conciencia, debería temer el golpe de los votos. Estos no tocaran las puertas de un cuartel sino las de las instituciones
de la república, sin cuidar las formas.